A partir del juego aprendemos a relacionarnos con los demás, diferentes formas de expresarnos y comunicarnos, y el niño expresa quién es, podemos conocerlo y encontrar hacia dónde se dirige su desarrollo. Los niños con Autismo son, antes que nada, simplemente niños por lo que no son ajenos a la actividad lúdica ni a la necesidad de relacionarse.
Si bien estas personas comparten alteraciones del comportamiento y comunicación, en cada persona la gravedad del cuadro es diferente y los síntomas experimentan variaciones con el curso del desarrollo. Además, aunque la mayoría presentan algún tipo de alteración intelectual, esta no es una característica inherente a los trastornos del espectro autista.
Aunque el progreso es variable y las características comportamentales cambian con el tiempo, la mayoría de los niños autistas continúan experimentando síntomas característicos del trastorno una vez que son adultos. Éstos se traducen en problemas relacionados con la independencia, el empleo, las relaciones sociales y la salud mental.
En este libro se muestran actividades que adoran realizar las personas autistas, y si el autista es un niño, ¿cómo no va a adorar los juegos de niños? Eso sí, hay que aplicarlos en el momento justo y con la duración adecuadas.
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